La moneda llamada reconocimiento

El reconocimiento es una moneda de dos partes: igual de importante es no buscarlo como otorgarlo.

CARA: NO LO BUSQUES

– Jóvenes, cuando terminen el examen no se levanten, bajen el lápiz, quédense en su lugar en silencio y pueden salir hasta que suene el timbre – indicó la maestra Leticia. 29 de 30 alumnos escucharon la misma instrucción pero uno de ellos no, Floyd escuchó algo diferente. – En sus marcas, listos, fuera – fue lo que escuchó Floyd.  No es que él fuera distraído, sino todo lo contrario, era inteligente, capaz y el mejor de su clase.

Corría la media hora de haber comenzado el tiempo para el examen cuando se escucha un fuerte sonido de lápiz caer sobre la mesa – Maestra ya terminé – gritó Floyd. – Muy bien, espera a que suene el timbre y entonces puedes salir -.

La pequeña Ronda trataba de concentrarse en su examen pero un ruido no la dejaba. Por un momento pensó estar en un concierto de rock cuando de pronto volvió a la realidad y levantó la mirada fijamente y ahí estaba Floyd A.K.A (mejor conocido como) Travis Barker con lápiz y Sharpie en mano a cual semejanza con unas baquetas era mera coincidencia. En la media hora que restó del examen, Floyd pasó de ser baterista profesional a un experto del volteo de hoja con una mano, no sin antes ser un malabarista Cirque du Soleil cualquiera.

¿Has conocido a algún Floyd en tu vida? Seguramente sí. El reconocimiento para los Floyd’s del mundo es primario, en ocasiones no es que sean engreídos o ególatras, simplemente es una necesidad de aprobación la que requieren para sentirse satisfechos.

El reconocimiento no se debe buscar si no es una consecuencia de, incluso la física lo respalda: “toda acción genera una reacción”. A todos nos gusta que nos den una palmada en la espalda y nos digan que estamos haciendo bien nuestro trabajo, pero no es necesario estar frecuentemente mostrando el lomo esperando recibirla. Si eres constante, haces bien tu trabajo y das tu mejor esfuerzo, tarde o temprano el reconocimiento y las recompensas llegarán. A veces tomarán más tiempo a veces menos, pero no te desesperes, llegarán.  Tu accionar hablará por sí solo, es tu mejor carta de presentación y…

«No te preocupes por no ser reconocido, mejor trabaja por ser una persona digna de reconocerse» – Abraham Lincoln.

CRUZ: OTÓRGALO

Flor (o como diríamos en Hermosillo «La Flor») es una señora que nos ayuda en casa a preparar comida y realizar algunas labores de aseo. Es una persona que, a pesar de llevar tiempo con nosotros es reservada y hasta cierto punto tímida pero recién hace unas semanas sucedió algo curioso con ella. Nos encontrábamos en la mesa comiendo pollo con arroz que ella nos había cocinado, al terminar levanté mi plato, lo llevé a la cocina donde se encontraba Flor y le dije – Estaba muy bueno Flor, cuando vuelvas a hacer pollo hazlo así porque me gustó mucho-. Inmediatamente se dibujó una sonrisa en su cara, me dio las gracias y afirmó con la cabeza. Pero la situación no quedo ahí, a continuación comenzó a preguntarme cómo iba con la dieta, que si cuándo llevaría de nuevo a mi novia a comer a la casa e incluso hasta me contó una pequeña historia de su hija.

¿Era la misma persona que horas antes tímidamente me daba los buenos días? Si. ¿Era su seguridad y confianza la misma con la que llegó ese día? Probablemente no. ¿Qué fue lo activo que se desenvolviera tan risueña y fácilmente? Un pequeño reconocimiento. El reconocerle a Flor el buen sazón de su comida no sólo le saco una sonrisa, sino también la hizo sentir orgullosa de lo que realizó, le dio confianza para desenvolverse y así generar una mejor relación conmigo.

La relación con cualquier persona de tu trabajo es como la relación con tu pareja: los detalles también cuentan. Malamente los premios, reconocimientos, incentivos, regalos, etc. casi siempre los relacionamos con lo económico. Seguro a todos nos gustaría ganar más y nos gustaría que nos dijeran «¡Qué bien hiciste tu trabajo por eso te dobletearé el sueldo!» o «¡Qué bien hiciste tu trabajo aquí está tu boleto para ir a la final de la Champions!». A nadie le caería mal nada de esto, mucho menos si la final la juega el Real Madrid. Pero en muchas ocasiones un detalle que para ti puede parecer simple o casi rutinario, puede tener un gran impacto. Tal vez no un “gran” impacto, pero sí cierto impacto positivo en la otra persona. Entonces ¿por qué nos es difícil dar reconocimiento? Personalmente son muchos los factores por los cuales creo que no es una práctica frecuente, pero en especial considero los siguientes los más comunes:

  • La envida: tristemente los Mexicanos por naturaleza somos envidiosos, son contadas las personas a las cuales en verdad les dá gusto cuando a un amigo, conocido, colega, jefe o demás le está yendo bien. En lugar de reconocerlos y felicitarlos tendemos a minimizar sus logros y nos enfocamos en algo negativo. En este punto si me gustaría exhortarnos a ser más humildes. No se trata de agachar la cabeza y sentirnos menos, no. Se trata de aceptar cuando otros tienen mejores ideas que nosotros, cuando están haciendo mejor las cosas que nosotros, aprender de ellos y reconocérselos cuando lo creamos merecido.
  • Tiempo: no nos damos el tiempo para hacerlo. Por más que es algo que nos tomará tal vez cinco minutos, en ocasiones el ritmo de trabajo o la velocidad con la que pasan los días hacen que nos olvidamos de hacerlo o simplemente lo posponemos.
  • Miedo: miedo a que nos vean «blandos» o a que el empleado/colega se relaje y baje su rendimiento.
  • Costo: como lo mencionaba en el párrafo anterior, la manera fácil o la primera manera que se nos viene a la mente de como reconocer y premiar a una persona es hacérselo de manera económica, entonces nos excusamos en que generará un costo para la empresa y que la persona que lo obtenga una vez lo haya recibido querrá seguirlo recibiendo.

Entonces ya nos quedó claro:

  1. Hay que otorgar reconocimiento a las personas que lo merecen.
  2. Existen malas prácticas o pretextos que nos alejan de darlo y NO debo utilizarlos.

Por lo tanto estoy listo para reconocer a los acreedores pero, ¿cómo lo hago?

Próximamente les daré algunos consejos para otorgar reconocimiento, mientras tanto iré a comerme un rico pollo con mi amiga “La Flor”.

¡Buen provecho!

2 comentarios en “La moneda llamada reconocimiento

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