La Combi

La semana pasada fuimos testigos de un video que se hizo viral cuando un ratero intentó asaltar una combi, pero los valientes (y algo enojados) pasajeros no dejaron que se saliera con la suya. Fueron muchos los comentarios, memes y demás que salieron al respecto, pero también quedaron algunas discusiones en el aire ¿Qué si era merecido? ¿Qué si exageraron los pasajeros? ¿Qué si habrá demandas? ¿Qué sí las nalgas del ratero no estaban lo suficientemente peludas? Más allá de las dudas de si estuvo bien o mal lo que hicieron todos los involucrados, la realidad es que el ratero recibió golpes por todos lados.

          Hace unas semanas José, un amigo muy cercano recibía la noticia que su madre tenía cáncer terminal. 3 semanas después su madre falleció. Esa misma semana, a él le detectaron COVID. Si bien sus síntomas no fueron muy graves, si le impidieron no poder estar presente en el nacimiento de su hijo días más tarde. Sumado a esto, la carga laboral no cesaba. Normalmente trato de evitar usar la frase “me imagino cómo te sientes” porque la realidad es que cuando no hemos pasado por algo similar, no lo podemos saber y cuando si hemos pasado por algo similar, cada quien siente y vive las cosas a su manera. Aun así, eso no quita que podamos ser empáticos y entender que José estaba pasando por una situación muy difícil, donde se le juntaron cosas que hace unos meses parecerían de película. Prácticamente, en la situación del párrafo anterior mi amigo era el ratero y el cáncer, el Covid y el estrés eran los pasajeros. Si tuviera que apostar cuál fue el pasajero que le bajó los pantalones, diría que el cáncer.

          La vida en ocasiones es como una combi. No entiendes por qué uno de sus pasajeros te golpea o de pronto te golpean todos a la vez. Te preguntas ¿por qué a mí? ¿por qué todo junto? ¿por qué ahora cuando nomás eso me faltaba? No tengo la respuesta a esas preguntas, pero si tengo la certeza que tarde que temprano todos nos hemos subido o nos subiremos a esa Combi. Cada quien, con sus problemas, cada quien, con sus pasajeros, cada quién, con su forma de manejarlo.

          Sin embargo, hay una pequeña gran diferencia entre la combi de la que les hablo y la combi que se hizo viral: El ratero. El ratero se bajó de esa combi y fue directo al reclusorio. José se bajó de su combi y fue directo a abrazar a su bebé. Si bien la vida de pronto nos golpea con uno o más de sus pasajeros, nos reta a que aguantemos un poquito más y funciona de una manera tan curiosa, que no pretendo entender, pero que al final del túnel siempre muestra la luz.

FIN

Bueno, pensándolo bien, si hay otra diferencia entre las combis. Mi amigo si está bien peludo de las nalgas.

FIN…ahora sí.

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