Igualmente.
– fue lo que respondí a un ex suegro la primera vez que lo conocí cuando me dijo “me saludas a tus papás”.
Tal vez a primera instancia no parezca nada mal mi respuesta, de echo una respuesta muy formal y atinada peeeeeeeeeeero ¿olvide mencionarles que sus papás ya estaban difuntos? y que además fue un tema que habíamos platicado minutos antes.
Sonreí sin mostrar los dientes, y mi acné juvenil y yo nos alejamos lentamente.
Claramente mi respuesta no era una burla, sino simplemente fue producto de mis nervios, de una situación «incómoda».
Recientemente leía como Simon Sinek, escritor de uno de mis libros favoritos (Start With Why) y orador de uno de los más recientes videos virales sobre los millenials (https://www.youtube.com/watch?v=yKK5BwvTls8), describía que algo que llamaba su atención en los juegos olímpicos era un común denominador que encontraba al momento de las entrevistas realizadas a los atletas antes de entrar en competición. Dicho común denominador era que todos estaban mamadísimos (aaa se crean), era que al momento de que el entrevistador le preguntaba al atleta ¿cómo se sentía? Estos siempre mencionaban: emocionado. No mencionaban nervioso, sino, emocionado. ¿Qué? ¿Cómo no estar nervioso minutos antes de entrar en acción para el momento que has estado esperando toda tu vida?
Yo me puse nervioso con Mr. Me saludas a tus papás y me estás diciendo que tu Noruego que estas a punto de lanzarte de 250 metros de altura a más de 100 km/h , con el mundo viéndote, ¿no estás nervioso?
Su investigación culminó en el hallazgo que los mejores atletas de alto rendimiento se preparaban tanto para ese momento que cuando finalmente llega, los nervios no se apoderan de ellos. Años y años de práctica, de perfeccionar su técnica, de competiciones, de repeticiones, de disciplina, etc. los habían llevado a sentirse listos para ese momento. Tan listos, que la emoción y no los nervios se apoderaba de ellos al llegar ese momento taaaaan esperado. Me imagino algo así como lo que sentimos los gordos de closet cuando estás en el cine y ves al mesero que viene desde abajo con tus palomitas mitad mantequilla mitad caramelo y tu sodón de 6 mil litros. Ese cosquilleo de emoción que sientes en todo el cuerpo (y no precisamente por el escalofrío del aire acondicionado a -30 C de Cinépolis #goals #NoLeTemenAlRecibo) viendo como tu monchis se acerca cada vez más.
entonces, ¿A dónde voy con esto?
¿Conoce suegros diariamente hasta que te de emoción el encuentro con ellos? Ok no, relájate fuckboy que estás leyendo esto.
A lo que voy es:
Ponte constantemente en situaciones incómodas.
…y no precisamente decirle igualmente al suegro o a la mesera cuando te dice provecho o al UBER cuando te deja en el aeropuerto y te dice buen viaje, no, sino ponte en situaciones retadores, situaciones desconocidas, que te den nervio, miedo, que te saquen de tu zona de confort.
Tenemos que tener el coraje para correr esos riesgos que seguramente te ilusionan pero que también te pueden traer grandes desilusiones, y eso te esté asustando o deteniendo, pero quítate el escudo y salte de la confort zone y mejor entra en la friendzone (aaa se crean, es bromix Fuckboy que estás leyendo esto) y mejor entra en la «akward zone» (zona incómoda).
Akward Zone / Zona incómoda: ponerte en una situación que no dominas, que te da miedo, que te asusta, que te hace sentir inseguro y vulnerable. Que hace te suden las manos y te tiemble la voz.
Te aseguro que saldrás bien librado cual sea el escenario, ya que escenario:
- A) consigues lo que buscabas a la primera.
- B) no lo consigues: de inicio te frustras/entristeces/enojas, etc. comienza el diálogo interno «sabía no debía hacerlo» «hice el ridículo» y peor aún «no lo vuelvo a hacer», pero después del vaivén de las primeras impresiones y emociones, te darás cuenta que el aprendizaje es E-N-O-R-M-E. Es necesario obtener estos y todos los aprendizajes posibles que se nos presenten, en las situaciones buenas y sobre todo en las situaciones malas, que estás últimas siempre nos dejan mayores lecciones.
Como decía aquel escritor anónimo:
«se trata de vivir, de experimentar, de aprender que nada ni nadie es perfecto, porque gracias a lo vivido sabremos que sí queremos y que no»
Te equivocarás o tal vez lo lograrás;
No tendrás una segunda oportunidad o tal vez si, con suerte hasta más de dos;
Lo lograrás y te darás cuenta que no era lo que esperabas o bien tal vez te darás cuenta que era lo que siempre habías querido y habrá valido toda la pena;
Tal vez alcanzarás medalla o simplemente un «gracias por participar» o el tan amigable «todos somos ganadores con el hecho de participar» (sí, te hablo a ti Miss. Lorena de Spelling Bee de Tercero B)
Lo importante es que cada vez más te sentirás menos nervioso y más emocionado, si, como los Phelps, los Bolts, las Comanecis, pero obviamente, menos mamad@.
Y sobre todo y muy importante: satisfecho contigo mismo y cada vez más cómodo en la Akward Zone.
y tal vez, solo tal vez, borrarás cada «Tal vez» de los enunciados anteriores.
Vive. Arriésgate. Disfruta. APRENDE.
Sal de la zona de confort y échate para adelante, que pa´ tras nomás para hacer el moonwalk.