Una Reflexión Fosfo Fosfo

“¿Dice tu mamá que si ya fuiste por las coyotas? Con esa pregunta me recibió Flora a primera hora en la mañana. Primero dame los buenos días, aunque sea Flora, dije bromeando. ¿Qué coyotas? Pregunté.

Pues no sé, me dejó dicho que te preguntara qué si ya habías ido por las coyotas, y si no, que fueras.

Tomé mi celular y le marqué a mi mamá. Como buena madre no contestó.

“Seguramente debe de haber alguien de visita y quieren regalarle coyotas” pensé. Esto era algo común en la casa ya que constantemente colegas de mi papá visitaban la ciudad o parientes foráneos a quienes se les regalaban coyotas por pasar unos días en tierras sonorenses. Total, me subí a mi Camry blanco que por aquel entonces manejaba y me fui a comprar las famosas coyotas.

Compré de piloncillo y de jamoncillo ¿por qué? Porque soy de Hermosillo #Chistorete #QueMamflakes #MamflesPeroRimó Salí de la tienda y me dirigí de vuelta a casa. Llegué y para mi sorpresa ya se encontraba mi madre. Abrí la puerta y apurado fui a buscarla para que viera como su hijo, una vez más, había salvado el día.

Mamá, aquí están las Coyotas que me pediste, son de jamoncillo y de piloncillo porque … ya ya ya me sé tú chiste ese, dijo mi madre cortándome la inspiración. Muchas gracias, pero yo no te pedí coyotas, tal vez fue tu papá. Me recordó cuando era pequeño y mis padres jugaban al “ping pong” conmigo cuando no querían darme un permiso: “oye mamá fíjate que…” “pregúntale a tu papá”, “oye papá fíjate que…” pregúntale a tu mamá.

No mamá, la Flora me dijo claramente que tú le dijiste que me dijeras que fuera a comprar las coyotas y cabalmente así lo hice – le recordé.

No recuerdo haberle dicho eso, yo solo le pregunté qué si ya habías ido a la T-o-y-o-t-a, y si no, que fueras para darle el servicio del carro.

¿Por qué nos cuesta tanto trabajo escuchar?

La escucha es una de las herramientas más infravaloradas que existen. Sus beneficios son increíbles y tristemente es un arte olvidado o bien que se ha ido perdiendo. Lo poder ver simplemente en lo líderes políticos a nivel mundial, muchos de ellos con poca o nula capacidad de escucha y por ello los problemas sociales parecen, o son, cada vez más y mayores.

Existen numerosos cursos y libros para enseñarnos a hablar, incluso para enseñarnos a leer, pero ¿cuántos para enseñarnos a escuchar?

A continuación, les comparto algunas reflexiones sobre la escucha, muchas de ellas para llevarlas a la práctica y crear mejores relaciones:

Se trata de la otra persona. La escucha es todo menos egoísmo. La escucha se trata de la otra persona, no de ti, de lo que tiene que decir, de lo que siente, se trata de ponerte en sus zapatos a través de sus palabras y entender lo que siente, lo que nos dice, y aún mejor, lo que no nos dice pero que con la escucha activa podemos inferir.

Presta toda tu atención. Estas contándole algo a alguien y de pronto éste saca su celular, o voltea a otros lados o ve su reloj. En ese momento el locutor entiende que su plática no es lo importante en ese momento. Escuchar se trata de prestar atención, toda, o prácticamente toda. La escucha está peleada con el multitasking. Y por cierto, este punto me lleva al siguiente:

Escucha sin tu celular. POR FAVOR. Que feo se siente estar hablando con alguien y que no suelte el celular, o lo consulte de vez en cuando o incluso que lo tenga en la mesa “boca abajo _porque atención_”. Nada peor que un “te estoy escuchando e” mientras textea y su mirada sigue en el celular. Si realmente quieres escuchar o incluso si por educación o interés quieres parecer interesado, no utilices el celular. Ni arriba de la mesa boca abajo. Simplemente no lo saques, mejor aún, déjalo fuera de la sala.

Interésate y hazlo saber. La escucha, al final de cuentas, es la clave de una comunicación efectiva y el primer paso para ser un buen conversador. Cuándo di palabras, ruidos o señales que des a entender que estas siguiendo la conversación “aja” “si, entiendo” o simplemente asiente con la cabeza, eso sí, todas estas deben de ir acompañadas del contacto visual.  Y, por cierto:

No interrumpas. Que feo se siente cuando quieres gritarle a la otra persona “oye déjame hablar”. Recuerda, se trata de la otra persona no de ti. Se trata de cuando nos digan algo no querer interrumpir con un “a mí me paso esto” “yo aquello, yo el otro” Nada de YOs y todo de TUs.  Incluso, la interrupción puede ser mental. En ocasiones nos están diciendo algo y nos quedamos pensando en eso que mencionaron que nos trajo un recuerdo, o algún otro pensamiento. En ese momento dejas de escuchar y te auto interrumpes.

P-R-P. Pausa, Resume, Pregunta. Cuando termines de escuchar, has una pausa (corta, tampoco exageres), después resume “entonces me dices que bla bla bla” (trata de resumir parafraseando sus palabras) y por último pregunta, ¿entonces entiendo bien que lo que me quieres decir es bla bla bla? (en la medida de lo posible, trata de hacer preguntas que den a mas conversación, si así lo deseas, y no a preguntas que se contesten con un simplemente si o no). Esto muestra interés, crea una mejor conversación y lo mejor, haces sentir a la otra persona escuchada, la haces sentir importante.

Es la clave de las buenas relaciones. La escucha es uno de los pilares de las grandes relaciones. La escucha genera confianza, eleva la auto estima, muestra respeto e interés y finalmente lleva a grandes conversaciones. Con la escucha puedes inferir, aprender y sentir el mensaje que la otra persona te quiere transmitir. Reflexiona un poco sobre tus relaciones y te darás cuenta que las mejores son aquellas donde al menos uno de los dos, se centra en escuchar más de lo que habla. Como dice la frase “por algo tenemos dos oídos y solo una boca”

La escucha no es sencilla, la mente está preparada para procesar 500-600 palabras por minuto mientras que la persona promedio habla 150 palabras por minuto, por lo que nuestra atención tiende a divagar y no es difícil concentrarnos. Pero como todo, la escucha se mejora a través de la práctica, es una disciplina, es un arte que debemos retomar.

Espero te sirvan los consejos y reflexiones de los puntos arriba mencionados, para que la próxima vez que te pregunten ¿Ya fuiste por las Coyotas?, no respondas: mira mis tenis fosfo fosfo.

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